Yo se que te encantaría flotar sobre un instante hacía ese lugar, y obsérvalo desde lo cenital y ver que aún sin ti, todo esto sigue igual, inquieto impoluto, y que sientas esos dardos apuntando en el hueco donde quepa esa pequeña alma que llevas por pena.
Yo se que te encantaría que el destrozo se hallara en esa casa, en ese lugar, y dentro de mi, pero aquí, justo aquí ya no hay más cosas rompibles.
Desde que tu pasaste por aquí todo sigue igual de roto, igual que cómo tu lo dejaste.
Después de ese viento, de ese tornado que intentaste atrapar en estas cuatro paredes que parecían irrompibles, como yo.
Se le fue la fuerza, revotando entre techo, suelo y piel Pero tranquilo cada vez que pasa una brisa demasiado fría recuerdo que debo de volver a pegar todo esto, a reformarlo.