Tan solo seremos libres, cuando no tengamos nada más que perder.

11 abril 2012

El punto de la intersección.

La presión se acercaba demasiado a mi corazón y aquellas palabras que escupiste sobre el papel a mi ya no me sirvieron de nada, siempre había preferido el silencio, y últimamente mucho más. 
Pero las interferencias entre tú y yo siempre estuvieron y nunca nos entendimos a la par.
A partir de ese momento preferí mantenerte lejos metido entre cuerpo, corazón, alma y mente, cerrado con la llave que nunca devolviste porque todo aquello era parte del deseo inhumano que nos mataba cada vez más (y fue todo aquello lo que nos mató). Nunca afirmaré que odiaba mentirte pero fue la única forma de que me odiaras a tal nivel como para evadirme de tu vida y no poderte darte ni quitarte más luz.

Dijiste;
-Yo ya no puedo más
-Nunca pudimos (te reafirmé)

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