Tan solo seremos libres, cuando no tengamos nada más que perder.

04 diciembre 2013

Que viva la guerra

Por supuesto había una guerra. Que se alargaba. Que comía las heridas. Y que ya había dejado rotos a su alrededor. Pero aquella noticia cayó como un jarro de agua fría sobre nuestra pequeña cristalera. Bebíamos del silencio y el sol no se atrevía a asomarse, menuda tregua de mierda (decías en mudez).
Todo aquello hizo forzar la puerta y que se cerrara herméticamente por dentro, y después...después, nada.

- No, creo que no.
-¿ni siquiera un poco?
-Puede, no lo sé ¿Cómo voy a saberlo?
-Yo sí voy a sufrir, eso seguro. Ya ha empezado. 

Dijo mientras miraba ese cadáver, mientras se le estremecía la paciencia y el tiempo volvía hacer de las suyas 

06 octubre 2013

Siendo yo nada de esto.


No eres un tema para un poema, 
sólo eres palabras metidas en algún sitio donde el océano se vio capaz de borrar.
Y te vendrán a ver miles de sentimientos que nunca llevaron tu nombre,
 pero eres tan fácil de conjugar que es inevitable.
Te convertirás en frases que aquellas personas dicen constantemente 
y nadie se las cree.
No te has atrevido nunca a ser, 
pero siempre serás ese ¨lo siento¨clavado en algo que nunca comprendí.
Y en una pausa de todo esto, 
tu me dirás letras que yo no quiero escuchar, pero que mis ojos cogen al vuelo.

Yo siempre he sido esa coma que nadie siente, pero que todo el mundo necesita para respirar.


24 septiembre 2013

Duerme.

Las seis de la mañana oliendo a café con ojos inyectados en ojeras,
la luz mataba y el sol incendiaba ¿ tanto frío, para que?
Azúcar de más para cuerpos salados,
malas ideas para cabezas sin sueño.
Las nubes tan lejos de esta ciudad
y los relámpagos tan cerca de ti.
Mesas que callaban abismos
acompañadas con sillas que gritaban al rozar.


"Buenos días" decías,
mientras te acurrucabas en sus hoyuelos
y te mecías en sus palabras,
para intentar de una vez dormir.

19 agosto 2013

Guerra y pólvora

Los cristales de las ventanas temblaban cada cinco segundos 
como la superficie del agua un día de fuerte viento. 
El aire apestaba a pólvora y ya casi no quedaban reservas.
Aquella pequeña habitación sin quererlo oyó la guerra, 
pero no puede decirse que la hiciera, más bien vivió de ella. 
Allí se estrellaba la vida, no como una quimera oculta tras todo el humo, 
sino como una cálida certeza que huele a sueños y a dinamita. 
Y es que en esas cuatro paredes, como en el resto del mundo, 
las heridas tardan en cerrarse (sobre todo las que aún gotean) 
y se infectan a su antojo con recuerdos y rencor. 
La guerra finalmente produjo que el mundo se partiera en dos, junto a los recuerdos, 
como si todo lo que hubiera ocurrido antes, hubiera ido a parar a un limbo 
o a uno de esos bolsillos que nadie es capaz de meter la mano.

Debieron de sentir la mordedura del frío.

30 julio 2013

Hold On.

Se había cerrado hacía el vacío, 
la muerte le rebato la vida pero no la respiración, 
se estaba convirtiendo en agua destilada donde las mezclas allí no existían,
( odiaría convertirse azul para luego ser absorbida y quedase sin luz ).
El impar se estaba volviendo par, algo que en ocasiones odiaba
y en otras se estremecía, pero no de felicidad.

Incidía para luego alejarse, 
masticaba las palabras una a una para luego servírtelas en bandejas calientes,
 y no querer saber nada de su sabor.
Y así empezaba su huida en puntillas, porque ya no tenía prisa.

24 febrero 2013

Primero de cinco


No creáis  no es del todo cómodo esta sensación que ha querido quedarse en mi, pero ya es casi otro trozo que comparto y se me ha echo muy leve acostumbrarme a ella.
Sería de necios luchar contra uno mismo, cuando apenas quedan ya trozos intactos, pero quién sabe, quizás algún día decida que hace falta abismos y precipicios para hacerme volver, para hacerme volver a creer.
Es siniestro ver como todo sigue dando vueltas y circula igual, mientras tu vas cambiando tan salto a salto que apenas nadie te puede coger el molde, pero eso es unos de los motivos más del porque las zancadas, del porque los escapismos y no las raíces.





09 febrero 2013

Cazar estrellas

Incandescente, medio cuerpo fuera de aquellas sabanas que provocaba escalofríos dentro de si, entre lo ardiente y la respiración fría olvidada en cada sorbo de aire.
Apenas aguantaba aquellos parpados pesados en la oscuridad absurda que había formado creyendo que así la culpabilidad no la iba atacar por no verla.
Sabía que nada de lo que decidiera esta noche, iba a suceder cuando sus ojos desearan volver abrirse y aquel suave aroma atacaría aquel recuerdo de nuevo, para volver hacerla dudar.
Un poco más y estaría lista para romper, pero aquellos brazos que le sobraban, ajeno a su torso, no le dejaba decidir claro si era lo correcto o solo un impedimento más entre ella misma, y un come de autodestrucción que apenas le hacia dormir y parecía a la vez que le mantenía despierta.

Algo así se tubo que decir aquel día que decidió ir a cazar estrellas y no volver, porque lo cierto es que hacía tanto tiempo que no estaba, que las palabras, los echos y aquella sinfonía que le atacó tan bruscamente, no era ni la mitad de lo que debería de sentir ni gritar ni llorar.

Prefirió frenar, romper y luego ya si vuelves, coser.