Después de la discusión ella se mantenía recia, ni los tonos altos necesitó para callar esos chillidos que le atacaban, aunque la realidad es que aquellas voces se atacaban a ellos mismos, el eco siempre hace daño pero nadie lo sabe aún.
Su templanza hizo inquietar, hizo que le mandaran preguntas directas a sus vértices más hondos. Respiró fuerte, demasiado, pareciera que iba a gritar, pero con una mirada débil y firme, miró a todos aquellos ojos que esperaban respuesta, a todas aquellas cuerpos alterados. Viendo lo que se le venía encima solo pudo decir: "Os diré un secreto: No tengo corazón" Entre mueca y media se escuchaba en el fondo de su mente un "Ojala"
Si alguien la conociera sabría el dolor en su mirada, si ella se dejara conocer, sabrían que aquel silencio y aquella templanza aguanta un corazón indomable que va rebotando dentro de ella, intentado salir. Pero solo aquella frase hizo más revuelo y más ofensiva la prosa mugrienta de sus bocas.
Se levantó ya no podría decir más, ya no tenia la necesidad de decir más, solo quería que supiesen que no hay corazón para ellos ya no, para ellos nunca más, no habrá y quizás para ella tampoco, pero... ¡y que! Ellos se lo merecen mucho menos, como para andarse con preferencias.
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