Tan solo seremos libres, cuando no tengamos nada más que perder.

07 septiembre 2010

Imaginacion irreal

Siempre y repito siempre soñaban con el infinito de ellos dos, eran dos críos con años de más, dos críos juntos que no paraban de compartir sonrisas.Le encantaban tumbarse en todos los sitios sin prejuicios, el césped era su sitio preferido en las tardes de verano por el puro verde o por sus comodidad.
Absorbían las tardes jugando a soñar en que el planeta se acabaría pero ellos dos seguirían intactos, como en una leyenda. Soñaban con formas de nubes dibujadas en sus pupilas. Esas mismas pupilas que no dejaban de brillar cuando se encontraban con las otras. Se rebozaban el uno con el otro. En todo ese tiempo no había ni un milimetro de separación entre sus pieles, quizás eso lo hacia más especial o más suyo.
En las tardes de invierno, se iban corriendo a las orillas de las playas abandonadas por el frió. Donde su calor era interno del uno para el otro. Ahí vieron atardeceres iluminados en sus sonrisas y el sol como se comía el reflejo de su piel blanquecina. Si es cierto sus bolsillos se le llenaban de arena congelada, pero eso le divertía el doble, cuando se sacudían al volver al mundo real.



Todo se quedó en ese atardecer.


Playas desiertas, parques congelados, en un recuerdo tan pequeño que aveces no se ve.

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