Tan solo seremos libres, cuando no tengamos nada más que perder.

02 junio 2014

Detrás del paréntesis III

Noviembre2013.


La puerta tragaba recuerdos, las paredes siempre hablaban, 
tu mirada siempre esquivaba.
Atabas la luz a la pata de la mesa, para acabar con tu misera cobardía 
y esquivar las estrellas de una noche que menguaba a nosotros. 
Habías obviado las noches en vela y el amanecer comiéndome 
el sueño mientras desintegraba los sueños.

Sentía a las aves lejos de este edificio, 
y a tus manos deseando tocar pluma que nunca llegó a volar. 
Mirar hacia el abismo de la ventana, buscar la respiración que provenga de dentro, 
llegar a ti, comprender las asfixias.
El beso muerto de la palabra desafiante aún le faltaba respiración para ser real, 
no había salto elocuente para malinterpretar tanto odio llegado al acantilado.
Recuerdo cuando soltabas velozmente un argumento de poca ciencia 
que provenía de tu pequeño corazón que aún no habías hecho latir. 

Oscuridad que hacía el mar infinito y lleno de vacío, que alumbraba la ciudad, 
que recordaba el reflejo del brillo de unos ojos que se quedaron en blanco.
Menos nicotina era menos pulmón para tus mañanas, 
aquella mueca de desesperación no había llegado al día siguiente. 
Arrastras los días, te haces grande en la sombra 
y vuelves a agarrar el grito como arma de destrucción.


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