Tan solo seremos libres, cuando no tengamos nada más que perder.

18 julio 2014

Detrás del paréntesis VIII

(A)Hogar


Todo se mueve demasiado lento, es perecedero, y la fe puede refugiarse en cualquiera.
Nos habíamos perdido en algún lugar de todos estos kilómetros,
en algún momento de esta rapidez que no paraba de acumular suciedad.
Quedaban muecas en la escalera,
sacudidas en la puerta del quinto,
provisiones en la nevera,
escapadas en la ventana dirección azul,
interminaciones en cada pata de la silla que aguantó tus preludios de iniciación.
Y no te olvides de las paredes (decía).
Las paredes blancas, esas, todas esas, deberías de llenarla de color tonal a ti.

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