Tan solo seremos libres, cuando no tengamos nada más que perder.

22 diciembre 2010

Teatro

Las ideas vienen y van,
porque ya no hay principio ni final
porque ya no historia que contar ni nada que guardar en el almacén de su recuerdo.
Actor, aquel que sabe que hacer y decir, se quedo fijo, bloqueado, se le han acabado los argumentos
para reescribir, para seguir aquellas paginas que aun estaban en blanco esperando algo más de tinta,
aquella tinta que se emborronaba por cada lágrima perdida en el recuerdo.
Es así, se ha perdido todo incluso el miedo a perder.
Se a dejado el alma, el corazón, la cabeza, la salud, la vida en todo ello,
se hizo añicos, incluso estuvo al borde de ese precipicio sin luz, de ese pozo sin fondo
de esas cosas... típicas, que dan vértigo.
Pero ya después de eso, no le queda nada ni una misera lágrima que soltar después de lo ocurrido,
le puede todo, le sobre pasa lo impasable. Por ello dejo de ser, para ver.
Es lo peor, pero es lo único que ahora puede hacer, no le dejan otra alternativa,
los segundos planos nunca fueran su fuerte, 
pero le quitaron todo su protagonismo aquellos, ellos, los secundarios.
Ya no hay mas que un simple escenario, que tendrás que ver, 
finarte en todo, oír de más, y hablar (como siempre) de menos. 
pero esta vez no podrás salir al escenario estas fuera de escena, esta vez te has quedado ahi,
de publico, ya no eres nada que un simple observador que aplaude y abuchea el espectaculo.
Ya no eres más que una marioneta altruista, que solo sirve para momentos ocasionales.
Ya ni si quiera eres aquel recuerdo bonito que hubo un día, porque aquello lo borro el fango del vértigo.




Le falta tanta fe, tanta cuestión, tanta esperanza, tanta similitud.
Le sobra intuición muchisima intuición, tanto que decidió regalarla en pequeñas dosis de palabras argumentadas por gritos.

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