Las seis de la mañana oliendo a café con ojos inyectados en ojeras,
la luz mataba y el sol incendiaba ¿ tanto frío, para que?
Azúcar de más para cuerpos salados,
malas ideas para cabezas sin sueño.
Las nubes tan lejos de esta ciudad
y los relámpagos tan cerca de ti.
Mesas que callaban abismos
acompañadas con sillas que gritaban al rozar.
"Buenos días" decías,
mientras te acurrucabas en sus hoyuelos
y te mecías en sus palabras,
para intentar de una vez dormir.
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